domingo, 28 de diciembre de 2014

Donde de los sueños se ocultan. Capítulo 3



Hola chicos.... Tercer capítulo

Si no han empezado a leer mi libro consigan los capítulos anteriores ¡Aquí!




Luisa aún no volvía y aunque mi miedo a perderla se había controlado, el vacío que latía cada día en el lugar donde se supone va mi corazón se sentía un más…hueco. Liz seguía parloteando, interrumpiendo cada pausa donde se colaba el silencio y el susurrar del viendo. El cielo estaba de un azul…cielo y la niebla estaba presente, a pesar de que el día brillaba con alegría.
En medio de un silencio incomodo en el que no sabía que decir me pregunté por qué las cosas son como son, por qué Liz estaba sentada a mi lado y por qué la luna estaba siempre presente en este cielo aunque todo estaba tan claro, que no era posible que fuera de noche  y por qué Elena seguí llorando en el vacío de ese cuarto y por qué Martín se había visto perdido la última vez que lo vi.

-Me encanta ver esa mirada en tu rostro. –Dice Liz con una voz tan melodiosa que me llena de paz por un momento.

-¿Cuál mirada?- Le pregunto con una pequeña sonrisa de ironía en mis labios.

-Esa que tenías…estabas tan perdido en tus pensamientos. Me aburre estar aquí, lo sabes- Aparta sus ojos de los mío y mira a la nada. Sonríe divertida- Verte así me hace formular en mi mente todas las posibles cosas que están viajando ahí y…

La miro con fascinación. Liz puede encontrar la alegría en las cosas más pequeñas, hasta en las miradas perdidas.

-Qué tal si estás pensando en que soy una estúpida que nunca se calla- Suelta una pequeña carcajada y sus ojos se iluminan- Pero luego pienso que tal vez estás recordando algo y que estas a un paso más de irte, un paso por delante de mi…

Y sí, ella tiene razón en algo. Acabo de recordar algo y no puedo creer lo fácil que es no darse cuenta cuando tus pensamientos son tan confusos y enredados…

-El nombre de ella, la mujer, es Elena…El hombre se llama Martín.- Digo haciendo eco de mis descubrimientos.

-Lo vez, recuerdas más rápido que cualquiera…-Responde ella. Está triste, puedo sentirlo en su voz, aunque no la mire, sé que en su cara hay una gran sonrisa.

-¿Podrías explicarme todo eso de estar un paso delante de ti y aun paso más próximo a irme? –Apenas en este momento mi cabeza puede llegar a captar que dijo esto anteriormente.
Una preocupación a la vez, supongo.

-No te conté la historia de este lugar…

-Siempre eres muy vaga en tus respuestas, Liz. Justo estás haciendo eso ahora.

-Cierto. Bueno, te la contaré ahora. Había un mundo en la penumbra, sin vida, sin sonrisas (Es triste verdad), - Me sonríe y continúa. – sin amor. Por necesidad de vida, de muerte, de amor, un día todo renació. Pero la muerte no podía existir en el mismo plano de la vida. Era tan improbable y dañino, así que se creó este lado, el otro lado del cristal. El lado donde los sueños se ocultan, donde el amor se calla y donde los recuerdos gritan a tu cabeza cada que ellos quieren, como si tuvieran vida propia. Después de terminar tu vida, vienes aquí, oculto detrás de la luna, viendo como el tiempo pasa.

-Entonces de hecho estamos muertos…

-No exactamente, dicen por ahí que vives en los recuerdos de la gente, cuando el olvido te alcanza, la muerte te lleva. Ya no existes ni allá, ni aquí. Tal vez somos ahora sólo el reflejo de sus recuerdos, de sus sueños. De ahí el nombre, ¿no crees?, tiene sentido…Donde los sueños se ocultan.

-Tiene sentido… ¿Cómo sabes todo esto?

-Te dije que estas un paso por delante de mi…Yo llevo mucho tiempo flotando de este lado. He visto mucho, he conocido muchos recuerdos, como tú y como yo, y he visto muchos sueños vagar atrapados aquí. Cuanto más recuerdes más te acercas a irte... o eso es lo que creo. 

-Si yo soy sólo el resultado de un recuerdo, pero fui vida antes, ¿Ella, Elena, es la persona que me tiene aún aquí? ¿Es la razón por la que aún no dejo de existir en el plano del reflejo?

-Es la razón por la que no has muerto…

-Entiendo lo que dices, pero ¿Quién puede dar crédito de que no estoy muerto? Yo ciertamente ya me siento muerto…   

-La muerte está asociada con dolor, la peor de todas las cosas existentes. En mi punto de vida, creo que la muerte es sólo viajar de un plano a otro, mientras te despides del pasado…

-Punto de vista.-Digo distraído. 

-¿Cómo dices?- Pregunta con el ceño fruncido.
No me gusta esa mirada de confusión en su cara siempre feliz.

-Dijiste punto de vida…según recuerdo, la expresión correcta es punto de vista.
Ella sonríe de nuevo y se ríe por lo bajo.

-Me parece que suena mejor decir punto de vida, la vida enseña más, que el sólo mirar. Vivir te hace tener un punto, un criterio propio o al menos debería.

-Eres una persona tan…

-¿Habladora? – Me interrumpe- Me lo dicen a menudo.

Le sonrío a ella de vuelta.

-Sí, pero eso no era no que quería decir. Eres un recuerdo tan lleno de felicidad.

-Supongo que aun le dan gran crédito a mi recuerdo del otro lado. puede que piense de mi con felicidad.


Liz se fue hace un rato, como todos siempre se van.

Me quedé pensando en todo lo que dijo. Respondió varias de mis preguntas sin siquiera saberlo, aunque ahora que lo pienso, ella seguramente lo sabía. Ella parece que sabe todo sobre todo.

Sigo sentado en el piso, con la espalda contra una firme pared. Estoy en la misma posición en la que me encontraba cuando Luisa se fue, donde hablé con Liz. Sigo sin moverme.

Por alguna razón desconocida me levanto y empiezo a caminar y caminar.

No estoy siendo el responsable de que mis músculos se contraigan y hagan a mis pies avanzar por el duro piso y atravesar la niebla, sin siquiera mirar atrás, sin siquiera mirar a los lados, sólo mirando a la nada.

El viento se siente frío contra mis manos y mi cara, por suerte la chaqueta de cuero marrón que llevo puesta, no permite que el cortar la niebla como si fuera un cuchillo me congele hasta la mu…esperen, ¿Qué pasaría si me dejo congelar aquí? No puedo decir que me congelaré hasta la muerte, esto es tan confuso, porque si me dejo congelar, estaré congelado hasta que el olvido me alcance y sea borrado de este plano, pero…Es tan frustrante cuando mi mente vaga de tal manera y no consigue concentrarse en nada concreto.

Me sigo desplazando entre la nada y hacia la nada. Esto sí que se siente como flotar. Ahora entiendo por qué Liz siempre dice que flotamos por aquí y por allá.

Y lo hice de nuevo.

-Deja de ser tan raro, Brian. –Me digo a mí mismo.    

Puse mi mano en una firma superficie y me doy cuenta que dejé de moverme como marioneta loca. No puedo ver nada aun, sólo ya no me muevo. El frio en mi mano por presionarla contra el cristal me despertó como si hubieran encendido un bombillo.

Y sí parece que se encendiera una luz.

Ahí está ella.

Está tan pálida como siempre. Tan ausente como la recordaba.

Lo primero que vi fue sus ojos anhelantes y la cara cenicienta, apretaba contra su pecho un libro nuevo, incluso aún estaba en su pequeño envoltorio de plástico y las lágrimas se paseaban por sus mejillas, como si ya fueran parte de su existencia diaria.

Ay Elena, qué fue lo que te pasó

¿Qué fue lo que nos pasó?

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